Cómo Lograr Relaciones Superiores – 25 de 27

(25 DE 27) COMO LOGRAR RELACIONES SUPERIORES

por Brian Tracy | ElSeminarioFenix.com

Cómo Lograr Relaciones Superiores – Módulo 25

Una de las frases hechas más repetidas es que “por humilde que sea, nada hay como el hogar”. Benjamin Disraeli, el gran primer ministro de Inglaterra, dijo en una ocasión que “ningún éxito en la vida pública, puede compensar el fracaso en el hogar”. Y cuando iniciamos este curso, hace varias sesiones, hablamos de la importancia del poder del amor y de cómo ustedes y yo, en tanto que seres humanos, somos organismos orientados hacia el amor y de cómo todo lo que hacemos lo hacemos o para obtener amor o para compensar la ausencia de amor. Y en ningún aspecto es esto más importante, que en la calidad de las relaciones íntimas que formamos con los demás.

De hecho, una de las medidas de la salud mental según Abraham Maslow, es la capacidad de establecer relaciones amorosas íntimas a largo plazo con otros miembros de la humanidad. Y en esta sesión, quiero hablarles de algunas de las cosas que les podrían ayudar, que me han ayudado a mí a disfrutar de una mejor calidad de relaciones amorosas con su pareja o su cónyuge o con la persona que sea más importante para ustedes.

En primer lugar, hablemos del concepto de: ¿qué es lo que hace que una relación funcione? Yo creo que existen seis claves para el éxito de una relación. Seis claves para unas relaciones logradas. Permítanme que se las explique de una en una.

La primera, por supuesto, es que lo que se asemeja se atrae. Lo que se asemeja se atrae. Esto sucede prácticamente en todos los campos, pero sobre todo en el campo de los valores, de las actitudes hacia cosas esenciales tales como los hijos, el dinero, el sexo. Sabrán, por ejemplo, que las discusiones por motivos económicos son una de las primeras causas de fracaso matrimonial en los matrimonios jóvenes y probablemente también en los de más duración. Las discusiones sobre el sexo son la segunda. Las discusiones sobre el ocio, sobre lo que vamos a hacer cuando no estemos trabajando, son la tercera causa de fracaso en las relaciones. De modo que, las semejanzas son muy, muy importantes. Es como si cuando uno encontrara a la persona adecuada, se produjera una reacción química; se conoce como la química correcta. Uno se siente bien, uno se siente bien porque está de acuerdo o en armonía en casi todos los aspectos esenciales de la vida.

Vemos que, prácticamente todas las dificultades se derivan de nuestros choques con personas que tienen opiniones o ideas distintas a las nuestras. En cuanto a las semejanzas, la parte más importante de uno, en tanto que ser humano, es su autoconcepto, su sistema central de creencias. Y el sistema central de creencias en cuanto a la relación de uno con el mundo se resume en “los valores”, lo que uno piensa que está bien, lo que uno piensa que no está bien, lo que uno considera aceptable. Sus valores son muy importantes y cualquier choque con sus valores que se produzca en su vida, será un elemento destructivo para su salud mental.

Aparte de sus valores, está su vida mental. Esto es: “sus ideas”. Pueden ser opiniones políticas y pueden estar relacionadas con la filosofía, etcétera y no son tan importantes como sus valores porque varían con mucha más facilidad.

Aparte de esto, está la vida emocional o su entrenamiento emocional. Verán que las personas que tienen unos temperamentos emocionales similares, parecen llevarse mejor.

Y finalmente, el aspecto menos importante, el externo… es el aspecto físico. La atracción física o la semejanza física o las comparaciones físicas. Sin embargo, hay mucha investigación que indica que la gente se suele casar con personas que se les parecen bastante, que el matrimonio es el mayor halago, que tenemos una tendencia a que nos atraiga la gente que tiene unos rasgos faciales muy parecidos a los nuestros. Por eso, se dice que cuando la gente envejece empieza a parecerse. Cuando ven las fotos de su boda, se dan cuenta de que ya al principio se parecían y que por eso se van pareciendo más con la edad.

La segunda clave para el éxito de las relaciones, es que los opuestos se atraen. Los opuestos se atraen. Pero los opuestos se atraen solamente en un campo, esto es muy importante, que es el del temperamento. La naturaleza necesita equilibrio en todas las cosas, el yin y el yang, lo activo y lo pasivo. Así que, la naturaleza necesita que exista un equilibrio en los temperamentos. Una persona extrovertida, será muy compatible con una persona introvertida. Dos personas que son igualmente introvertidas o extravertida, serán muy compatibles. Pero he aquí, una prueba muy sencilla para las relaciones hombre y mujer, hombre y hombre, mujer y mujer, lo que llamamos: “la prueba de la conversación”:

En cualquier conversación entre dos personas adaptadas por sus temperamentos, se producirá un plazo de tiempo total de conversación que constará de una conversación fácil, más alrededor de un 10 por ciento de silencios fáciles. De modo que, cada persona tendrá la oportunidad de hablar todo lo que quiera y cada persona tendrá una oportunidad de escuchar todo lo que quiera y además habrá un 10 por ciento de tiempo de silencio cómodo. Puede que una persona hable todo lo que tenga que hablar en un 30 por ciento del tiempo y que la otra persona hable todo lo que tenga que hablar en un 60 por ciento del tiempo, con ese espacio del 10 por ciento y estas personas serán muy compatibles.

Sin embargo, los problemas aparecen en las relaciones en las que por una parte, una persona sólo quiere hablar el 30 por ciento del tiempo y la otra persona, por su parte, también sólo quiere hablar el 30 por ciento del tiempo. De modo que, hay grandes espacios de silencio incómodo en los que ninguno de los dos tiene nada que decir.

Otro ejemplo, es el de dos personas, cada una de las cuales quiere hablar durante el 70 por ciento del tiempo. De modo que, se produce un enorme enfrentamiento en cuanto al tiempo de conversación. Siempre hay un enfrentamiento en cuanto a quien podrá hablar más y verán que también estas relaciones son incompatibles. De modo que, los opuestos se atraen, pero solamente en temperamento.

Aparte de esto, en todo lo esencial, las semejanzas se atraen. Esto nos lleva al número 3, la tercera clave del éxito en las relaciones es la dedicación. La dedicación es muy importante y para que una relación funcione, una persona debería dedicarse por completo a la relación y con esto quiero decir: dedicarse al cien por cien. Hablaremos de esto en un momento, pero una de las mejores definiciones del amor en la relaciones que he leído, es la del doctor Scott Peck, que decía que: “el amor es la dedicación total al pleno desarrollo de las posibilidades del otro”. El amor, es su dedicación total al pleno desarrollo de las posibilidades de la otra persona. Y esto para mí, elimina de un plumazo todas las discusiones en cuanto a hombre, mujer, liberación de la mujer, etcétera. Porque si una persona ama de verdad a otra, lo que quiere es que esa otra persona desarrolle plenamente sus posibilidades en tanto que ser humano; y hará todo lo posible para que en esto suceda.

La dedicación, el compromiso. Tengo un buen amigo que se llama Charlie Jones, que dice del divorcio: “el modo de enfrentarse con el divorcio es muy sencillo”, dice: “el modo de enfrentarse con el divorcio, es nunca pensar en ello”. Y añade: “no piensen si quieren ello, no hablen de ello, no piensen si quiera en la posibilidad del divorcio”. Dice también: “se puede pensar en el asesinato, pero jamás en el divorcio”. Quizás, él va un poco lejos, pero la clave para el éxito en una relación es la profundidad del compromiso por parte de cada persona. Lo más peligroso en una relación, es el momento en que la gente empieza a pensar: “bueno, si la cosa no funciona puedo marcharme; si no funciona, siempre nos podemos divorciar”. Este tipo de relaciones casi siempre terminan en divorcio.

La cuarta clave para el éxito en las relaciones, es que los autoconcepto similares se atraen. Los autoconcepto similares se atraen. Cuando hablamos de autoconceptos similares, hablamos de cuanto se quiere uno, de cuánto se valora uno. Hablamos de lo que se podría llamar “la escala de la felicidad”. Por la escala de la felicidad, queremos decir: “cómo de feliz es usted en una escala de 1 a 10”. Esta es la pregunta elemental, verán que lograrán la mayor compatibilidad con una persona que es más o menos tan feliz como ustedes.

Si en algún momento, se involucran en una relación con una persona que no es feliz y se dejan engañar hasta el punto de creer que van a ayudarles, que van a conseguir hacer que suban hasta el nivel de felicidad de ustedes porque ustedes les van a ayudar, estarán jugando con fuego, porque la mayoría de las personas desdichadas están satisfechas con su desdicha y no tienen ninguna intención de cambiar. De hecho, las relaciones más desdichadas que he visto en mi vida, son aquellas en las que una persona generalmente feliz y positiva, se une a una persona negativa e intenta hacerle llegar a su nivel, porque esto no funciona jamás.

De modo que, pregúntense: cómo es de feliz la persona con la que usted está pensando mantener una relación. Y comprendan que, salvo por medio de un esfuerzo tremendo, es muy raro que la gente modifique su nivel de felicidad.

Esto nos lleva a la quinta clave para el éxito en las relaciones, que el otro les guste. Esto está relacionado con el respeto y es más importante que el amor y más satisfactorio a nivel permanente. Porque, el hecho de estar enamorado, aunque es algo que va y viene, es una condición pasajera. El enamoramiento va y viene. De hecho, uno puede estar terriblemente enojado con su cónyuge, y sin embargo, mantener una relación excelente y nunca pensar en separarse; siempre que le guste a uno y que uno le respete. Pero si este gusto, este respeto desaparece en una relación, el enamoramiento, el encaprichamiento jamás bastarán para que la relación se mantenga.

He aquí una prueba sencilla para ver cuánto le gusta alguien a uno, es lo que yo llamo “la prueba del mejor amigo”. La prueba del mejor amigo dice sencillamente que: “si usted y su pareja se adaptan de manera ideal, su pareja será su mejor amigo o amiga y que no hay nadie más con quien prefiera estar”. Confiarán en ellos más que en nadie, serán más abiertos, honrados, sinceros y francos con su pareja o su cónyuge, que será su mejor amigo. Es la medida más sencilla de todas, porque no se puede obligar a dos personas a ser amigos íntimos. Esto es algo que sucede de manera natural cuando todo va bien.

Por otra parte, si están en una situación en la que no pueden contar a su pareja o a su cónyuge muchas de las cosas que son importantes para ustedes, en la que hablan más con otras personas que con ellos o tienen muchos secretos que les ocultan o muchas cosas que se callan, entonces, generalmente hablando, probablemente esa persona no es su mejor amigo. Y el pronóstico para su relación no será demasiado bueno.

El sexto requisito para la felicidad en las relaciones, son las comunicaciones. Las comunicaciones o el intercambio de comunicación en una relación, es el elixir que mantiene dicha relación con vida. Sin ella, la relación muere. Sin ella, la relación no tiene ninguna posibilidad de existir y la buena comunicación en una relación exige no sólo que se hable y se escuche, no sólo que se intente comprender, dar y tomar, sino que requiere tiempo; una elevada cantidad y calidad de tiempo.

Muy importante, calidad y cantidad de tiempo. Lo que mi mujer y yo solemos hacer, es irnos de viaje. A veces, irnos de viaje a un lugar a tres o cuatro horas de distancia, dejando a los niños con una niñera o con alguien. Nos vamos en coche, sin radio, sin música durante tres horas y nos limitamos a hablar y logramos unas conversaciones con altísimos niveles de calidad y cantidad. Y si utilizan esa analogía, lo que podríamos llamar: “la analogía del viaje en coche”, que no es otra cosa que una conversación ininterrumpida con su cónyuge a lo largo de un amplio periodo de tiempo, observarán que suceden cosas remarcables. Pero si no están dedicando a su pareja o cónyuge una gran calidad y cantidad de tiempo, la relación sufrirá; y muchas relaciones morirán por este motivo.

Desde mi punto de vista como hombre, dos comentarios esenciales; en primer lugar, recuerden que no podemos leer la mente de los demás. Una de las cosas más difíciles de comprender para las mujeres, es que los hombres no adivinan el pensamiento ajeno; la mitad de las veces no saben lo que las mujeres quieren decir o lo que las mujeres quieren que piensen. Y no es justo que las mujeres pretendan que los hombres sepan lo que les pasa o lo que quieren o lo que necesitan.

Y en segundo lugar, recuerden esto: los hombres son directos, las mujeres indirectas. ¿Qué significa esto? Pues bien, si un hombre y una mujer van por la calle y la mujer tiene sed, puede que diga al pasar delante de una cafetería: “cariño, ¿tienes sed?” Y puede que él conteste: “no” y que siga conduciendo. Lo que ella quería decir, era que tenía sed. Que, ¿por qué no paraban? Sin embargo, el hombre si pasara por una cafetería y sintiera sed, diría: “tengo sed, vamos a parar”. De modo que, las mujeres tienden a ser indirectas y se enfadan mucho cuando los hombres no comprenden lo que querían decir. Así que, una de las cosas mejores que se pueden hacer en las comunicaciones, es ser un poco más directos. Digan las cosas con algo más de claridad, algo más de precisión.

Algo importante con respecto a los hombres. Según un estudio reciente, parece que hay un 95 por ciento más de posibilidades de que el hombre interrumpa a la mujer en una conversación, de que sea la mujer la que interrumpa al hombre. Y una de las cosas mejores que se pueden hacer en una relación (hombres que me escuchan), es dedicar tiempo a escuchar a sus mujeres.

Uno de los caballeros que siguió mi curso, me dijo que lo más valioso que sacó de esta sección sobre las relaciones humanas, fue que cuando uno va a casa por la noche, antes de que uno, el hombre, la persona directa, el extrovertido, empiece a contar a su mujer todas las cosas que le han pasado a lo largo del día, le puede preguntar a ella: “¿Qué tal le ha ido durante el día?” Preguntarle: “¿cómo le han ido las cosas?” “¿Qué le ha pasado?” “¿Qué tal le va?” Intenten hacerlo como disciplina y se quedarán literalmente atónitos cuando vean lo que significará en su relación. Y escuchen sin interrupción, escuchen y esperen antes de contestar, escuchen y pregunten si quieren que les aclaren algo, escuchen y contesten con comentarios positivos.

Hablamos ahora de algunos de los problemas en las relaciones.

Problemas en las relaciones. El primer problema en una relación, es la falta de dedicación. La falta de dedicación es sorprendentemente corriente, porque hoy en día vivimos en una sociedad donde se considera astuto protegerse a uno mismo, negándose a comprometerse demasiado con nadie. Lo que la gante hace, es que a menudo entablan relaciones, pero sólo se comprometen hasta la punta de los pies.

Una falta de dedicación, se expresa a menudo como una relación de intercambios. Una relación de intercambios, es una relación en la que uno dice: “tú haces lo tuyo y yo haré lo mío, tú aportas tu cantidad y lo portaré la mía”. Y ninguno de los dos quiere darse al cien por cien, ninguno de los dos quiere correr el riesgo de ser rechazado. De modo que, al no correr ninguno de los dos el riesgo de ser rechazado, los dos acaban sufriendo un rechazo. Y la clave para arreglar esto, como ya he dicho, es que cada uno se comprometa al cien por cien con la relación y se diga que pase lo que pase, nunca abandonará la relación. Decidan entrar de lleno; o entren o salgan.

Ahora bien, si sienten que no se pueden comprometer, esto les indicará algo que es muy importante que conozcan. Si su cónyuge siente que él o ella no puede comprometerse o su pareja siente que él o ella no puede comprometerse, esto también les dirá algo. Pero, en cualquier caso o entren o salgan; y esto eliminará una enorme cantidad de tensión en una relación.

El número dos, consiste en intentar cambiar al otro o esperar que el otro cambie. Cuando intentamos cambiar a otra persona, ¿saben lo que estamos diciendo? Estamos diciendo, de hecho, que no nos bastan como son, que en nuestra opinión no dan la talla. Cuantas veces, dos personas se casan y una u otra dice: “bueno, yo le haré cambiar; según vaya pasando el tiempo se irá convirtiendo en el modelo que deseo o que me pareció bien”. Siempre que intentamos cambiar a otra persona –y porque intentamos cambiar a los demás, estamos manifestando nuestro desacuerdo con su forma de ser y de actuar, les estamos pidiendo que sean distintos, queremos que sea más esto, menos lo otro. Ahora bien, un gran filósofo americano, Flip Wilson, tenía una expresión buenísima que utilizaba en este sentido y es esta, decía: “lo que hay, es lo que ves”. No entren en una relación con la intención de cambiar al otro, porque lo que hay, es lo que ven.

La gente no cambia, a no ser que deseen intensamente cambiar y estén dispuestos a poner en práctica algunas de las cosas que hemos comentado en este curso. Sin embargo, si usted sencillamente deja de intentar cambiar a la otra persona y la acepta incondicionalmente, con amor incondicional, con aceptación y aprobación, a menudo, harán lo imposible para cambiar, por darle gusto a usted. Pero hay algo en todo ser humano, que se resiste a que otra persona le haga cambiar.

El tercer motivo para los problemas en las relaciones, son los celos. Los celos, están relacionados con el miedo al fracaso. ¿De dónde vienen los celos? Vienen de muy adentro, no nos consideramos lo suficientemente buenos. Vienen de la vieja sensación de falta de amor propio. “No soy lo bastante bueno”. Esto, por cierto, es algo que tiene su origen en nuestro complejo de inferioridad.

Alfred Adler, el gran psiquiatra, el discípulo de Freud, dijo que: “la condición natural es sentirse inferior”. Esto se debe, a que crecemos de niños en un mundo de gigantes, donde se nos hace sentirnos inferiores porque somos pequeños. Luego, de adultos, luchamos continuamente con este complejo de inferioridad. Esta sensación: “no soy suficientemente bueno”, nos lleva a sentir celos. Sentimos que la otra persona jamás nos podría amar de manera incondicional y, por tanto, no estamos seguros, no nos sentimos a gusto en esta relación.

Y el modo de superar esta sensación de celos, es trabajar en nuestro propio autoconcepto y decirnos una y otra vez: “me gustó, me gustó” o “me quiero”, porque cuanto más aumenten su amor propio –recuerden, existe una relación inversa entre estos miedos y la medida en que nos gustamos a nosotros mismos–, cuanto más se gusten, más crece su amor propio, más disminuyen sus celos, su miedo al rechazo y su miedo a perder el amor, etcétera, etcétera.

De modo que, cuídense de los celos, pero recuerden que no tienen nada que ver con el otro, que solo tienen que ver con la persona que lo sufre. Y diré otra cosa, no es inteligente dar celos a alguien, no es inteligente, no es elegante, no está de moda, no es más que una acción cruel y poco amable, sobre todo si se logra dar celos.

El número 4 es, la lástima de uno mismo. ¿De dónde viene esta lástima? Viene de varios orígenes. Casi siempre, la lástima de uno mismo viene de haber tenido un padre o una madre a quien se les daba muy bien tenerse lastima y lo que hacemos es imitarlos. Según crecemos, vamos encontrándonos con oportunidades para tenernos lástima. La lastima de uno mismo también tiene sus raíces en un escaso amor propio. Supone que no nos queremos demasiado. ¿Cuál es la solución para la lastima de uno mismo? Muy sencillo, ¡hagan cosas, hagan cosas! La gente ocupada, la gente que está trabajando en algo importante, la gente con un objetivo que vale la pena en la vida no se tiene lástima. Solamente se tiene lastima, la gente que va sin rumbo, a la deriva, que está esperando que alguien venga a salvarles, etcétera.

Así que pueden superar la lástima por ustedes mismos, sencillamente trabajando sobre su autoconcepto y fijándose algunas metas. Fíjense metas claras y específicas y trabajen en ellas. Recuerden que la ley de la sustitución dice que: “no se puede tener lastima, no se pueden sentir celos, ni siquiera pueden enfadarse si están ocupados trabajando en metas importantes para ustedes”.

En un momento dado, la mente consciente, solo puede concentrarse en un pensamiento ya sea positivo o negativo y ahora llegamos al número 6. El número 6, es un motivo principal, una especie de resumen de todo lo que hemos dicho hasta ahora sobre los problemas importantes en las relaciones y se llama: incompatibilidad.

La incompatibilidad, quiere decir que usted y la otra persona no son compatibles. Esto es algo muy, muy difícil de aceptar debido a nuestros miedos al rechazo y al fracaso.

A menudo, nos mantenemos dentro de unas relaciones que, hace mucho que han llegado al punto en que resultaba claro que ya no teníamos nada en común y lo hacemos por muy diversos motivos:

  1. Uno, lo hacemos porque no queremos que la gente piense que hemos fracasado.
  2. Otro motivo, es que esa es nuestra zona cómoda, que no queremos vivir todas las dificultades de una separación.

Pero lo que sucede es esto, cuando dos personas se conocen son como dos platos y lo que tienen son zonas en las que están separados. Aquí está el hombre, aquí la mujer. Tienen zonas donde están separados y son distintos y zonas que son comunes. Ahora, según se desarrolla una relación, a veces estas zonas crecen, de modo que, cuando por fin se casan se dan cuenta de que tienen muchísimo en común y a veces hay zonas aquí en las que están separados. Como dicen los franceses: “vivre la différence”, viva la diferencia entre los hombres y las mujeres.

Sin embargo, especialmente cuando estamos en la veintena, según crecemos y evolucionamos rápidamente, lo que puede suceder es que nos vayamos separando hasta llegar al punto en el que entre el hombre y la mujer haya una enorme separación; tienen muy poco en común.

¿Cómo se sabe cuándo se ha establecido la incompatibilidad en una relación?

  1. Número uno, lo primero que desaparece es la risa. Las dos personas dejan de reírse juntas.
  2. Lo segundo que desaparece es la amistad. Ya no se consideran amigos, se consideran como personas obligadas a estar juntas.

Si la incompatibilidad ha penetrado en una relación, lo natural, lo mejor que se puede hacer es intentar arreglar las cosas, intentar encontrar un puente, intentar volver a juntar las cosas, por así decirlo. Intentar unirlas…, sobre todo si hay niños o un montón de cosas que entran en juego. Sin embargo –y por favor, comprendan esto–, si la incompatibilidad se ha desarrollado y es la norma, recuerden que hay que conocer a docenas y docenas de personas del sexo opuesto, antes de encontrar aquella con la que uno se puede establecer. Si se ha producido la incompatibilidad, acéptenla como una realidad, porque si no lo hacen van a vérselas con el fenómeno de la negación y la negación les va a producir muchísimo estrés, mucha resistencia y desdicha.

En segundo lugar, recuerden que si se ha producido nadie es culpable. El mero hecho de que ya no sean compatibles con la otra persona, no quiere decir que a la otra persona le pase nada, ni quiere decir que le pase nada a uno, quiere decir que se ha producido la incompatibilidad. Recuerden, es algo que pasa sin más. Es como la lluvia; cuando llueve, nadie tiene la culpa, sencillamente es algo que sucede.

La incompatibilidad, es el fenómeno más común en las relaciones. Y un comentario final en relación con la incompatibilidad, en mi experiencia, he podido ver que el principal motivo por el que la gente mantiene relaciones que ya no les hacen felices, en las que no hay amor, ni música, ni risas, relaciones sin futuro, es el “¿qué dirán?” Se debe al “¿qué dirán?” Y eso me resulta verdaderamente sorprendente, porque cuando hablo con la gente –y yo he vivido la misma situación, no he vivido un matrimonio que no haya funcionado, pero estado soltero 35 años, así que he vivido relaciones que no han funcionado–, me maravilla la cantidad de presión social que se crea en nuestras mentes y nos obliga a seguir en una relación que ya no nos satisface, porque pensamos que los demás nos censurarán.

Creemos que los demás sufrirán, creemos que los demás estarán tristes. Y el hecho, como todos acaban por comprender, es que a nadie le puede importar la relación de uno más de lo que le importa a uno mismo y si uno sacrifica su serenidad por lo que cree que los otros pueden pensar, uno nunca…, nunca será feliz.

La, incompatibilidad es una realidad. Si no la pueden reparar, si no la pueden superar entonces enfréntense con ella honradamente, con elegancia, directamente, enfréntense con ella con respeto y dignidad y hallen una manera de salir de la relación que no haga más daño a nadie del que ya le haya hecho.

Recuerden esto al pensar en las relaciones amorosas, que su objetivo, su responsabilidad, consiste en que la alegría y la satisfacción en la relación han de ser la norma mínima. Logren serenidad, felicidad, alegría, satisfacción, tranquilidad, que su hogar y la relación que viven sea la joya en la corona de su vida emocional y no se conformen con menos. Esfuércense, trabajen, pulan, cambien, hagan lo que sea necesario, pero es algo que se deben a sí mismos, a su vida, a su personalidad, a su integridad, a su serenidad, su salud y su futuro; no se conformen con nada menos, que una relación que les proporcione alegría.

 

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