(23 DE 27) COMO ELIMINAR EL ESTRES Y LA TENSION NERVIOSA
Cómo eliminar el estrés y la tensión nerviosa – Módulo 23
Hemos dicho, una y otra vez, que la personalidad con éxito es la generalmente optimista, positiva, feliz, alegre; por así decirlo, extrovertida. Y también hemos dicho, desde el inicio, que gran parte de lo que son ustedes hoy es algo aprendido, que la mayoría de sus valores, sus actitudes, sus expectativas, sus comportamientos, su personalidad, sus cualidades y atributos los han aprendido por medio de un proceso de introducción de información, de repetición, de percepción selectiva repetidos una y otra vez, hasta llegar a ser las personas que son. También hemos dicho que todo lo que tienen hoy en su vida tangible o intangible, lo han atraído hacia ustedes debido a la persona que son. Pueden atraer más cosas hacia sí, porque pueden modificar la persona que son.
En la sesión anterior, dijimos que las emociones negativas son el obstáculo principal que se interpone entre ustedes y la felicidad, la salud, la alegría y el pleno desarrollo y en esta sesión deseo hablarles de las condiciones que nos predisponen a ustedes y a mí a ser negativos.
Sabemos que el estrés y la tensión nerviosa y las emociones negativas están sujetos a la ley de causa y efecto. En otras palabras, por cada efecto en nuestra vida hay una causa específica. Si uno padece de tensión nerviosa, de estrés, si tiene emociones negativas, al igual que si tiene cualquier dolencia física existe una causa específica y podemos buscar sus orígenes y en esta sesión les voy a enseñar a convertirse en sus propios psicoterapeutas. Les voy a dar seis claves para tener conciencia de ustedes mismos, para comprenderse, para autodesarrollarse. De modo que cuando se sientan tristes o tensos, o tengan miedo o ansiedad o cualquier otra sensación que no sea una sensación positiva de alegría y felicidad, cuando se sientan así, podrán utilizar estas seis claves para evaluarse y ser sus propios psicoterapeutas. Y entre el 95 y el 99 por ciento de los casos serán capaces de identificar qué es exactamente lo que les preocupa y de eliminarlo, de modo que vayamos al tablero.
Como les decía en mi estimación, tras años y años y miles de horas, creo que existen seis condiciones básicas que nos producen estrés y tensión nerviosa, que nos predisponen a las emociones negativas. Recuerden, las emociones negativas son sólo la expresión externa de una condición interna; si podemos corregir la condición interna, podemos corregir la expresión externa
De modo que, número 1 –punto de partida de la negatividad en mi estimación, al principio de la lista, la cabeza de la procesión, la falta de significado y de objetivo en la vida. Falta de significado y de objetivo. De hecho, en todos los estudios que he leído vemos que los seres humanos para ser felices necesitan tener un objetivo, necesitan sentir que su vida tiene significado, necesitan sentir que tienen un motivo para estar vivos, necesitan sentir que van en una dirección determinada. De modo que la falta de un significado y de un objetivo lleva a una falta de dirección. Y como ya dije, una de las observaciones más profundas sobre la condición humana consiste en que somos organismos que buscamos metas, que sólo somos felices cuando avanzamos progresivamente en la dirección de algo importante.
Earl Nightingale, dijo que la felicidad es la realización progresiva de un ideal o una meta válidos. De modo que, en cuanto no disponemos de un ideal o una meta válidos, empezamos a ir a la deriva, a dar vueltas sin sentido y a ser infelices. Así que la falta de significado y de objetivo es igual a la falta de metas.
A lo largo de este curso, hemos comentado lo importante que es disponer de unas metas, lo importante que es escribirlas, pensar en ellas, trabajar en ellas todos los días, porque son las metas las que dan significado, objetivo, dirección, poder, entusiasmo e impulso a nuestras vidas. Ahora bien, si desean una prueba sencilla, lo único que tienen que hacer es considerar los momentos de su vida en los que se han sentido maravillosamente, en la actualidad o en otros tiempos y hallarán que siempre estaban avanzando hacia algo que era importante, muy importante para ustedes. Esto lo pueden comprobar mirando a las personas a su alrededor que no son felices.
Un buen amigo mío utiliza una prueba muy sencilla. Cuando alguien que viene a verle es infeliz por cualquier motivo, él les pregunta: ¿cuáles son sus metas en la vida? ¿Dónde quiere estar dentro de 1, 2, 3, 4 o 5 años? Y, ¿saben lo que averigua? Averigua que en el 80, en el 90 por ciento de los casos, la gente infeliz no tiene metas. Y también sucede lo contrario, en el 80 o 90 por ciento de los casos las personas felices son las personas con metas claras y específicas.
De modo que hemos hablado mucho de esto; establecer metas, escribirlas, elaborar planes para su desarrollo y trabajar progresivamente hacia su logro. Incluso una meta pequeña les ayudará, les elevará la moral, les permitirá sentirse positivos y entusiastas mucho más deprisa que cualquier otra cosa que pueden hacer. De hecho, lo que Viktor Frankl averiguó en su trabajo en logoterapia, es que la persona que tiene un significado, un motivo, vivirá a veces 10, 20, 30 años más que otra que no lo tenga. Por cierto, la esperanza de vida de los norteamericanos que se jubilan sin metas es de 14 meses. ¡Interesante, 14 meses! Y las personas que al jubilarse tienen metas pueden vivir 25 o 30 años más.
Número 2, la segunda condición que nos predispone a la tensión nerviosa y el estrés es lo que se llama la acción incompleta. La acción incompleta se produce cuando tomamos parte en una acción o un comportamiento que no está terminado, sólo está acabado en parte. Cuando empezamos un trabajo y no lo terminamos, cuando empezamos una tarea o empezamos a escribir nuestras metas y lo dejamos, existe en la psique humana, lo que se conoce como un impulso hacia la terminación. Este impulso hacia la terminación nos hace sentirnos incómodos cuando dejamos trabajos sin terminar. De hecho, esta acción incompleta en realidad funciona bien para nosotros, especialmente si tenemos unas prioridades establecidas y si aquello en lo que trabajamos es importante y aporta algo.
Por cierto, se produce un problema considerable si no establecemos prioridades. Si nuestras metas no están claramente organizadas y no establecemos prioridades, podemos hacer cosas que no son importantes para nosotros, pero seguir sintiendo el estrés porque las estamos dejando sin terminar. Podemos seguir sintiendo el estrés porque estamos aplazando las cosas y como saben, el aplazar no sólo roba tiempo y vida, el aplazar las cosas es una fuente de estrés.
Dejamos una tarea para más tarde y la seguimos dejando y dejando y cada vez padecemos más estrés, porque este impulso hacia la terminación nos empuja y sin embargo, el impulso hacia la dilación nos retiene.
Cada uno de nuestros actos terminados es una fuente de amor propio y de motivación, cada vez que terminamos una acción de cualquier tipo ya sea lavar la vajilla y limpiar el fregadero, cortar el césped, elaborar una propuesta importante, obtener un diploma, casarse o iniciar y sacar adelante un negocio próspero, cada vez que terminamos una acción nuestro amor propio aumenta, porque nos sentimos ganadores. Cada vez que hacemos algo con un principio y un final, nos sentimos como un ganador. Se llama la sensación del éxito merecido, la sensación de logro, nos hace sentirnos estupendamente.
Ahora bien, cada vez que empiece en una acción que no terminen tendrán la sensación de que han participado en una carrera sin llegar a la meta. La sensación de haber perdido. De modo, que la norma es esta: ¡háganlo ahora!, ¡háganlo ahora!, ¡ahora!, ¡adelante!, ¡pónganse a trabajar!, ¡ánimo!, ¡completen estas acciones!
Esto nos lleva a un caso especial de acción incompleta que los psicólogos denominan asuntos sin terminar. Los asuntos sin terminar, constituyen una fuente principal de estrés para ustedes y para mí y se producen continuamente. Los asuntos sin terminar se producen cuando uno se involucra en una relación con otra persona o personas y la relación se termina, a veces de manera desagradable, pero se sigue arrastrando. Los dos ejemplos más comunes de asuntos si terminar son: las relaciones amorosas que han acabado pero no se concluyen y las relaciones laborales en las que se pierde un trabajo o le despiden a uno de un trabajo o uno dimite, pero no lo termina de dejar del todo.
En relación con el primer caso, las relaciones amorosas, existen tres claves para enfrentarse con el final de una relación cuando ha acabado. En primer lugar, recuerden esto: nadie puede afectar a las emociones de uno, a no ser que se siga deseando algo de él. En otras palabras, si no desean nada de otra persona, si no desean su amor, su respecto, su dinero o algo, estas personas no pueden tener control alguno sobre ustedes. En el momento en que no deseen nada de otra persona, el elemento emocional se desgarra y quedan libres. El modo de hacer frente a un matrimonio o una relación que han terminado es muy sencillo –añadiré esto rápidamente; tres pasos:
- Número uno, se llama escribir la carta. Y miles de personas han seguido este consejo y ahora lo enseñan en sus cursos por todo el país. Se le escribe una carta a esa persona y se dicen tres cosas; en primer lugar, se escribe: “yo acepto el cien por cien de la responsabilidad en cuanto a nuestra relación y a todo lo que en ella sucedió”. Usted es responsable en tanto que adulto, acepta la responsabilidad. Usted entró en una relación, permaneció en ella (o en el trabajo o lo que sea, pero limitemos esto a una relación por el momento).
- Número 2, perdone a la otra persona al 100 por cien por todo el daño que le ha hecho a usted. Te perdono todo lo que has hecho, dicho que me haya hecho daño.
- Y número 3, deséele lo mejor. Deséele a él o a ella todo lo mejor.
A continuación, eche la carta, ponga la dirección y el franqueo correctos y en el momento en que eche la carta, su vida cambiará. Si conoce a alguien que esté atravesando momentos difíciles en una relación o cuya relación se esté rompiendo, háganles hacer este sencillo ejercicio, hagan que echen la carta y en el momento en que la carta esté en el buzón, su vida cambiará. Será como si les hubieran quitado un enorme peso de encima.
Tengo una buena amiga a la que despidieron de un trabajo en una importante institución financiera. Iba a poner pleito a la empresa, decía que iba a ponerles una demanda por 18 meses de compensación y que iban a ver con quién estaban jugando, etcétera. Yo le pregunté, (estaba rabiosísima y le pregunté): “¿qué posibilidades tienes de ganar?” [Ella]: “No sé, un 50, quizás un 60 por ciento”. Yo le dije: “¿cuánto va a tardar la cosa?”; me contestó: “al menos 18 meses, quizá 2 años”. Yo dije: “¿en qué estado mental vas a estar durante ese tiempo?” Le pregunté: “¿puedes buscar otro trabajo?” Me contestó: “No, no puedo buscarme otro empleo porque en mi caso perdería fuerza en los tribunales”; le dije: “¿por qué no te olvidas, lo dejas atrás y te dedicas a otra cosa? No vale la pena”. Y saben, escuchó mi consejo y a los 3 meses tenía un puesto mejor, con un sueldo mejor y una categoría mejor; me escribió una tarjeta, en ella me decía que había sido el mejor consejo que le habían dado. Así que, si ya está usted metido en un asunto sin terminar o si de repente se encuentra metido en él, la solución es… termínelo. Deshágase de ello, acabe con ello.
El tercer motivo, la tercera condición que nos produce un estrés enorme es el miedo al fracaso. Nuestro viejo amigo, el miedo al fracaso. El miedo al fracaso que como sabemos es una respuesta condicionada, tiene sus raíces en la infancia. Tiene sus orígenes en las palabras de nuestros padres: ¡no, no hagas esto! ¡Para! ¡Quita de ahí! Castigándonos por intentar cosas nuevas y distintas; vuelve a la superficie en la vida adulta como miedo a intentar; miedo a intentar cosas nuevas, un miedo profundo que se localiza en la boca del estómago cuando pensamos en un cambio grande. Se puede hacer frente al miedo al fracaso de 2 modos muy sencillos:
El primero es la preciosa cita de Mark Twain que dice: haz lo que temes y tendrás asegurada la muerte del temor. Esto se conoce como la insensibilización sistemática. Si tiene miedo a hablar en público, o a vender o hacer algo, sencillamente haga lo que teme una y otra vez hasta llegar al punto en el que ya no le trastorne.
Miles, millones de hombres y mujeres que estaban aterrados ante la idea de hablar en público han sido capaces de hablar ante grupos pequeños y luego ante grupos progresivamente mayores, para finalmente llegar al punto en el que dejan de tener miedo de hacer lo que temen y lo que en un momento les aterraba ya ni les molesta. Así que, hagan lo que temen, enfréntense al miedo, ataquen al miedo, resuelvan el miedo. Recuerden que el miedo es solo un hábito mental negativo que pueden eliminar haciéndole frente y repitiendo la acción una y otra vez hasta que desaparezca.
Lo segundo que pueden hacer, una afirmación muy, muy sencilla que pueden utilizar para eliminar el miedo al fracaso es lo siguiente: cada vez que piensen en la situación que les da miedo, cada vez que sientan la manifestación física, la ansiedad, la tensión nerviosa, la aceleración de los latidos del corazón; cada vez que piensen en la situación que les produce miedo, repítanse una y otra vez con mucha fuerza: “¡yo puedo! ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo!” Y cada vez que vean a alguien que esté sintiendo miedo y desasosiego, alguien de su familia, uno de sus amigos, dígaselo también, digan: “¡tú puedes hacerlo! ¡Puedes hacerlo! ¡Puedes hacerlo!”
Cada uno de nosotros se ha animado a hacer algo de importancia porque alguien más creía que podíamos hacerlo; de modo, que díganse: “¡yo puedo hacerlo!” Y luego animen a todos sus conocidos que tengan una meta diciéndoles: “¡tú puedes hacerlo! Yo puedo hacerlo, ¡tú puedes hacerlo!” Pero cuando sientan esa tensión, verán que se produce algo sorprendente si uno dice: ¡yo puedo! ¡Yo puedo! ¡Yo puedo! ¡Yo puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! o ¡Yo creo que puedo hacerlo! ¡Creo que puedo! ¡Sé que puedo! Si se repiten esto, verán que este mensaje cargado de emoción que pasa de la mente consciente a la subconsciente golpea al otro mensaje: ¡yo no puedo! ¡No puedo! ¡No puedo! Que intenta subir y lo hace bajar; y cuanta más emoción pongan al decir: ¡yo puedo! ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! Más y más débil se hará el ¡yo no puedo! ¡No puedo! Y con el tiempo la emoción más fuerte; recuerden, la ley de la emoción; la emoción más fuerte, dominará y vencerá a la emoción más débil.
Esto nos lleva a la cuarta causa principal de estrés y tensión nerviosa en nuestras vidas.
El número 4, al que se considera como uno de los más importantes o de los peores de todos los miedos; el miedo al rechazo. El miedo al rechazo se inicia en la primera infancia. Como saben, los niños llegan al mundo sin ningún temor y con una enorme necesidad de amor; de que le toquen, de que sus padres le acepten y den su aprobación de manera incondicional. Sin embargo, los padres con el fin de dirigir y controlar a sus hijos utilizan la crítica destructiva y el amor condicionado para lograr que hagan lo que ellos quieren.
Un niño crece con un amor condicionado (como ya hemos dicho antes) un niño crece con un amor condicionado; lo que significa que los padres le dicen: ¡Hazlo o si no te la vas a ganar! Un niño que si se equivoca y tira algo, llega tarde a casa o rompe algo o saca malas notas, los padres dejan de quererle; puede que en sus corazones no dejen de quererle, pero el niño siente que sus padres han dejado de quererle porque ponen caras largas, le castigan, le mandan a su cuarto.
Cuando yo tengo que corregir a uno de mis niños lo que hacemos en casa es mandarle al rincón. A los niños no les gusta nada el rincón; nuestros niños tienen 7 años, 5 años y Deivid tiene 1 año, es demasiado chico como para mandarle a rincón; pero lo que yo hago es decirles: te quiero mucho, pero tienes que ir al rincón 10 minutos, o te quiero mucho, pero vas a tener que irte a tu cuarto sin postre. Pero siempre les digo que les quiero. Mi amor es incondicional, pero, lo que hicieron o su comportamiento no es aceptable por lo que les mando al rincón; de modo, que incluso cuando van al rincón saben que les quiero e incluso dirán: sé que me sigues queriendo (lo dirán mientras estén castigados) pero de todos modos, tengo que ir al rincón. De modo, que el amor condicionado lleva al miedo al rechazo.
El miedo al rechazo lleva en los adultos al comportamiento de tipo “A”. Las mujeres tienden a manifestar este miedo al rechazo; este hecho de crecer con el amor condicionado de 4 maneras.
Una es la depresión; otra es la introversión; otra son los síntomas psicosomáticos, dolores de cabeza y tensión nerviosa; y la cuarta es la hipersensibilidad.
La hipersensibilidad. Esto es que las opiniones de los demás les preocupan muchísimo; siempre piensan y ajustan su comportamiento y sus actos a lo que los demás puedan pensar y a lo que los demás puedan decir. Los hombres son muy parecidos; pero los hombres tienden a traducir este amor condicionado, este miedo al rechazo, esta ausencia de afecto en la infancia en un comportamiento de tipo A, es una reacción agresiva ante la vida y algo poco sano. Alrededor del 60 por ciento de los hombres son de tipo A; y alrededor del 10 por ciento de las mujeres, según más mujeres van accediendo a puestos de trabajo de mucha competitividad, más mujeres se van convirtiendo en personas del tipo A. En estos momentos, esta es una causa principal de muerte.
De hecho, el doctor Kenneth Cooper dice que no se produce la muerte por enfermedades cardíacas antes de los 70 años, si no existe un comportamiento de tipo A. En la mayoría de los trabajos que se están realizando en la actualidad en relación con las enfermedades del corazón; cuando se estudian el colesterol y la forma de vida, etcétera; el hecho es que el estrés, la tensión nerviosa y los impulsos del comportamiento de tipo A, “comportamiento de tipo A” una expresión acuñada por dos cardiólogos que averiguaron que la mayoría de sus pacientes se adaptaban a unas características psicológicas específicas, su modo de actuar, de andar y de hablar, era el mismo en todos los pacientes con enfermedades cardíacas.
Y hablaremos de su contrario, el tipo “B”, en un momento.
El comportamiento de tipo A es un factor que mata; de hecho, la mayoría de las personas que son auténticos tipos A, alrededor del 10 o el 20 por ciento de la población masculina suele morir alrededor de los 55 años. En Norteamérica en la actualidad, alrededor del 80 por ciento del dinero lo controlan mujeres cuyos maridos se quemaron, murieron jóvenes para ganarlo. Un estudio realizado recientemente por la revista Forbes sugería que la mayoría de estas mujeres gastan todo el dinero que sus maridos ganaron antes de morir ellas y que transmiten muy poco a sus familias. Esto es interesante; los hombres trabajan toda su vida, queman sus vidas, se matan al tener ataques al corazón muy jóvenes; y las mujeres ¡gastan el dinero! Y al final de la vida de la mujer no queda nada. Algo en qué pensar cuando consideren la importancia de amasar una fortuna.
Así que, ¿cuáles son algunas de las características del comportamiento de tipo A?
La primera característica del comportamiento de tipo A es lo que se conoce como la enfermedad de la prisa. La persona de comportamiento tipo A siempre tiene prisa; siempre van a toda mecha, no pueden parar, son muy impacientes, tienen que hacer las cosas, no pueden parar, no les apetece relajarse; padecen la enfermedad de la prisa y están siempre en acción, en acción, en acción.
En segundo lugar tienen lo que se conoce como inseguridad de categoría. Inseguridad de categoría; porque volviendo una vez más a la infancia, la inseguridad de categoría significa que por mucho que logren nunca descansan, por muchos ascensos que les den o por mucho dinero que ganen nunca les parece que son lo suficientemente buenos; nunca tienen una sensación de amor incondicional, de manera que se esfuerzan continuamente por lograrlo. Por cierto, ¿de dónde viene el amor incondicional? Casi siempre del padre; el padre es la figura predominante y la mayoría de nosotros hemos tenido padres que no nos han dado la calidad y la cantidad de amor incondicional que deseábamos, y muy a menudo nos vemos esforzándonos en la vida, incluso cuando nuestros padres han muerto. Esforzándonos de algún modo por lograr su aprobación por medio del éxito o de más y más éxito.
Otro ejemplo del comportamiento de tipo A es la lucha continua por mejorar el rendimiento. Tenemos una fuerte orientación hacia el rendimiento, pero este es un rendimiento con un tope indeterminado y esta es la clave; un tope indeterminado. ¿qué significa esto? Significa que por muy bien que hagamos las cosas nunca llegamos a estar satisfechos porque nuestro tope es indeterminado. No nos hemos dicho que si logramos cierto tope estaremos satisfechos, lo que hacemos es intentar mejorar el rendimiento y cada vez que logramos un tipo de meta aumentamos el tope más y más; es como si se aumentara nuestra cuota cada vez que llegamos a una meta, de manera que la cuota sigue creciendo y creciendo y creciendo.
Una cuarta característica del comportamiento del tipo A es la competitividad. La competitividad generalizada hacia casi todo el mundo. Es interesante; permítanme ponerme aquí mientras limpian el tablero. Hablando de la competitividad verán que existe lo que se conoce como una ausencia de discriminación de la competitividad. Una persona de tipo A compite contra todo el mundo y por todo. No disponen de la capacidad de establecer prioridades; de decir: este es un campo clave en el que quiero ser excelente, pero este otro no es importante. Compiten por aparcar el coche, en las autopistas, para entrar en un ascensor, para conseguir una mesa en el restaurante, para trabajar con un cliente importante, para hacer un trabajo pequeño; son incapaces de discriminar entre lo que es un campo importante donde deben rendir más que los demás y lo que es un campo sin importancia en este sentido. De modo, que estén precavidos contra esta competitividad, donde siempre nos estamos comparando favorable o desfavorablemente con los otros.
Se ha dicho: no te compares con los demás, ya que siempre hallarás otros mejores que tú y te sentirás inferior; y otros peores que tú y te sentirás superior. El tipo A siempre se está comparando con los demás, especialmente con las personas que están en su mismo nivel. Desgraciadamente tienden a pisar a los que están por debajo; desgraciadamente tienden a preocuparse por la opinión de sus jefes, porque para el tipo A adulto el jefe adquiere el papel que tenía el padre. Según pasan de la familia al mundo laboral, pasan de intentar obtener la aprobación del padre a intentar obtener la aprobación del jefe y se preocupan por su opinión.
De modo, que el número cinco es la agresividad. Agresividad. El tipo A es agresivo y junto con esto la hostilidad; el tipo A es iracundo. El tipo A es iracundo; por motivos que una vez más proceden de la infancia en la que el tipo A nunca llegó a obtener el amor que él o ella necesitaba. Fueron niños iracundos y ahora son adultos iracundos.
Una sexta característica del tipo A es que está orientado a cosas y no orientado a personas. Orientado a cosas, especialmente a nivel de cifras; el tipo A se preocupa por el dinero, los coches, la casa, la categoría, las publicaciones, las ventas, las cifras de producción, los ingresos, etcétera. Y no se preocupa especialmente por las personas; de hecho, por lo que concierne al tipo A existen tres tipos de personas:
- Las personas que le pueden ayudar; que son con las que él o ella tiene mucho cuidado.
- Las personas que no le pueden ayudar; que son a las que pisarán, tratará groseramente, tratará con esnobismo.
- Y luego están las personas neutrales, de las que sencillamente hacen caso omiso.
Y hay otra categoría de las personas que pueden suponer una amenaza o que constituyen amenazas competitivas; a esas personas las trata utilizando tácticas maquiavélicas y diabólicas para intentar minarlas y dañarlas. Esto está relacionado con las tácticas maquiavélicas que podemos ver en la administración de empresas.
Y número 7, el tipo A no descansa. El tipo A se siente como si hubiera una rueda de molino y que si él o ella especialmente al separarse, alguien le alcanzaría; de modo, que trabajan incluso los fines de semana, incluso en vacaciones, trabajan incluso cuando viajan en avión; siempre están trabajando, nunca dejan de trabajar porque tienen miedo a que alguien les alcance.
Y bien, ¿qué les pasa a los tipos A? De nuestras investigaciones se desprenden dos cosas:
- Que los individuos de tipo A suelen morir jóvenes (ya hemos dicho esto antes), tienden a ser desgraciados, a sentir que participan en una carrera absurda, tienden a sentir que les arrastran las circunstancias ajenas y esta es la trayectoria profesional del tipo A. Ese es el tiempo y el dinero; cantidad de dinero, de posición, de poder y de prestigio que ganan; la cantidad de tiempo.
- La trayectoria profesional del tipo A suele ser así; ascienden rápidamente al principio de sus carreras; se les utiliza. Hay algunas empresas que buscan y contratan solamente a tipos A. Pero, en un momento dado, éstos empiezan a quemarse, a aplanarse y se aplanan con motivo; se debe a que sus superiores, los que saben lo que sucede, no quieren que extiendan más en la empresa; y sus inferiores a quienes ellos pisaron ni les ayudan, ni les apoyan.
Ahora bien, el tipo B es distinto. La trayectoria profesional del tipo B es más bien así:
-Éste es el B.
-Éste es el A.
La trayectoria profesional del tipo B experimenta un ascenso más lento pero seguro y continuo y he aquí la clave, el tipo B se centra en el rendimiento; y el rendimiento es la clave del éxito en el mundo profesional.
El tipo A se centra en la política y la política sólo funciona hasta que la estructura política cambia (lo que siempre sucede).
Pues bien, si consideran que ustedes son tipos A ¿cómo pueden dejar de ser un tipo A y pasar a convertirse en un tipo B? Una persona más relajada, con mejor rendimiento, más creadora, más orientada a las personas. Pues bien, es muy sencillo:
El primer paso es, reconozcan que son tipo A. Reconózcanlo; la mayoría de la gente no reconoce que son personas tipo A.
Una vez que lo haya reconocido, número 2 –y hay quienes dicen: soy una persona tipo A o me voy a morir antes de llegar a los 55 años–, una vez que lo hayan reconocido, decidan cambiar. Tomen la decisión de cambiar; ahora bien, cuando hayan tomado la decisión de cambiar, escuchen la cinta grabada de afirmación que le suministramos, 2 veces al día; si escuchan la afirmación grabada 2 veces al día, dejarán de tener un comportamiento tipo A; de ser una persona tipo A. Pasarán de ser una persona tipo A, a ser una persona tipo B.
El último punto, si alguien dice: ¿cuál es la diferencia entre las personas tipo A y los trabajólicos? Fulanito es un trabajólico; fulanito es un tipo A, muy sencillo. La persona trabajólica es muy distinta de la persona tipo A, es casi como si se produjera una competición. ¿Cómo se distingue? Aparentemente trabajan con la misma intensidad, pero la diferencia es ésta: la persona trabajólica está dirigida hacia el interior; dirigida hacia unas metas, se auto-determina; mientras que el impulso de la persona tipo A viene del exterior, tiene la sensación de estar programados por personas ajenas. El trabajólico puede tomar tiempo libre, pero no así el tipo A.
Si se le pregunta a un trabajólico ¿qué es lo más importante en su vida? Casi siempre contestará: “mi familia, mis relaciones personales”. Si se le hace esta pregunta el tipo A contestará: “mi trabajo, mi profesión, mi negocio”. Así se distingue entre los dos, y una vez más el comportamiento clave (sólo se puede juzgar por el comportamiento), es la capacidad de tomar tiempo libre y dedicárselo a la familia, la salud, las amistades, los viajes, etcétera.
Pues bien, esto nos lleva a la quinta condición que nos predispone al estrés, a la tensión nerviosa, a las emociones negativas, a las enfermedades psicosomáticas, a la muerte temprana; y es el número 5 que es, la negación. Negación significa, negación de la realidad. Es interesante Peter Osbenski lo comentó en uno de sus libros hace muchos años, dijo que: “el organismo humano es un organismo mentiroso”. En el sentido de que tenemos una tendencia a engañarnos o a mentirnos. Y uno de los modos en que lo hacemos es por medio de la negación de la realidad. Nos negamos a hacer frente a la realidad; hacemos como si la vida no fuera como es y especialmente nos negamos a hacer frente a las verdades desagradables. (Merece la pena escribirlo); nos negamos… a hacer frente a las verdades desagradables.
Algunas de las verdades más desagradables de nuestras vidas están relacionadas con nuestros talentos y nuestras capacidades, nuestra personalidad, nuestras relaciones y nuestro trabajo; una persona que va mal en su trabajo, a quien no le gusta su trabajo; a menudo lo negará y hará como si no fuera verdad. Y la clave para superar la negación; y por cierto la mayoría de los psicólogos opinan que la negación de la realidad es la primera causa de enfermedad mental, naturalmente está relacionada con todas las que hemos comentado hasta ahora; la clave para superar la negación es sencillamente ésta: comprender de dónde viene.
Nos dedicamos a la negación porque tenemos miedo a la vergüenza. Todos los casos de negación tienen que ver con la vergüenza; algún tipo de vergüenza anticipada. Entra en juego lo que los asiáticos llaman perder la cara. Todas las ocasiones de negación requieren que hagamos frente a la verdad en nuestras vidas.
Así que he aquí las claves para utilizar y comprender la negación:
- Número 1, recuerden esta clave de la filosofía del objetivismo, la realidad es… la realidad es. Lo que esto significa es que sea cual sea la situación de su vida es. Es un hecho, es una verdad y hay que afrontarla y cuanto antes se haga mejor se sentirá uno y más feliz será.
- El número 2, es que siempre hay un precio que se puede pagar para estar libre de cualquier estrés o tensión nerviosa. Siempre hay un precio que se puede pagar; siempre hay un precio. Si uno es desgraciado por cualquier motivo siempre hay un precio que se puede pagar; de modo, que uno ha de preguntarse “¿cuál es el precio?”
- El número tres es decidir pagar el precio. Decídase a pagar el precio antes mejor que después. Porque suceda lo que suceda, lo va a tener que pagar en algún momento y mejor ahora que después.
He aquí dos preguntas que se pueden utilizar para abrir la puerta de la negación. Cuando sientan tensión nerviosa o tristeza o estrés o empiecen a resfriarse o se congestionen o cogen la gripe o empiezan a sentirse desgraciados o no duerman bien por la noche o empiecen a sentirse irritables o distraídos o tristes por cualquier motivo, den por sentado que hay algo en su vida con lo que no se están enfrentando.
Den por sentado que se está produciendo una negación, que hay algo que les hace sentirse incómodos y que están dilatando la solución. La resistencia, el no hacerle frente es lo que causa el estrés. Así que, lo que hay que hacer es sencillamente decir: “¿qué es lo que hay en mi vida a lo que no estoy haciendo frente?” ¿Qué es lo que hay en su vida a lo que no esté haciendo frente ahora mismo? ¿Qué le está causando trastornos o falta de armonía? ¿Qué es lo que hay en mi vida, lo que no estoy haciendo frente? Y a continuación nos engaña diciendo: “quizás es que mi coche está mal aparcado o quizás es que no he comido”. No se engañe. Pregúntese inmediatamente ¿qué es lo peor que podría ser? ¿Qué es lo peor?
Si está casado, a menudo, lo peor que podría suceder es que su matrimonio no fuera bien. Si tiene hijos, a veces, lo peor que podría suceder es que le preocupara que sus hijos fueran por mal camino. Si trabaja, lo peor que podría suceder es que fuera un trabajo equivocado para usted pero que le diera miedo dejarlo. Quizás para los hombres esto es horrible, pero lo peor que podría suceder es que no se les diera demasiado bien la profesión que han elegido. Un hombre que siente que su trabajo no se le da bien padece muchísimo estrés en su interior.
Quizás usted ha hecho una carrera o tiene un buen amigo que ha estudiado medicina a lo largo de 8 años; se ha doctorado, se ha dado cuenta de que a él no le gusta la medicina, que nunca quiso dedicarse a la medicina, que su padre le pagó los estudios porque era médico, toda su vida pensó que sería médico; pero, ahora tiene 26 años y no le gusta ejercer de médico. Un estrés enorme antes de aceptar este hecho. De modo, que la clave es decirse: ¿qué es lo que hay en mi vida, lo que no estoy haciendo frente? Y a continuación decidir afrontarlo.
En psicología existen dos personalidades básicas:
- En primer lugar está lo que se conoce como la personalidad evasiva. La personalidad evasiva es a la que no le gusta afrontar la realidad; siempre espera que la realidad desaparezca o que algo ocurra o cambie.
- Y luego está la De niños nos enseñan a no confrontarnos, porque el hecho es que esta personalidad es mucho más sana que la evasiva.
En una prueba realizada en una de las principales universidades, se seleccionaron dos grupos de estudiantes, identificándolos como invasivos y confrontantes y se le sometió a un experimento donde se les unía a un electrodo por los dedos y cada 60 segundos se les aplicaba una pequeña cantidad de corriente en los dedos. Se les observaba a través de un espejo sin que ellos lo supieran y se vio que los evasivos se quedaban sentados mientras que el reloj que hacía ¡tic tac! ¡Tic tac! Pero que nunca miraban al reloj; hablaban, hacían chiste, se distraían, pero jamás miraban al reloj; al final del experimento su presión sanguínea, medida al principio y al final, había aumentado en un 30 por ciento; un estrés enorme. Por otra parte, los confrontantes actuaban de manera distinta; hacían lo mismo hablaban entre sí, mantenían los dedos en los electrodos, pero, según la manecilla del reloj llegaba a las 12 y sentían la corriente, todos miraban al reloj y se preparaban para la descarga y luego seguían la conversación sin quitar los ojos del reloj; al final de este experimento su presión sanguínea seguía igual. La clave para la salud mental es ser confrontante, no evasivo.
Pregunte: ¿qué es lo peor que podría suceder? ¿Qué es lo que hay en mi vida a lo que no estoy haciendo frente? Y sea lo que sea decida afrontarlo; decidan pagar el precio. Nunca cambien su serenidad por nada. La regla más importante que pueden aprender en la vida es que la serenidad es su meta principal y si algo les está robando la serenidad entonces la mayor responsabilidad que tienen ante ustedes mismos es afrontar y resolver la situación y acabar con ella.
La sexta causa o condición principal que nos causa estrés, tensión nerviosa y emociones negativas es la ira. Hemos hablado de la ira, el enojo y sabemos que depende, para su propia existencia, del fenómeno de culpar. ¿Por qué nos enojamos? Nos enojamos cuando percibimos y ésta es la clave, cuando percibimos que somos objeto de una agresión, cuando nuestras expectativas se están malogrando, cuando percibimos miedo o dolor, cuando percibimos o interpretamos nuestro mundo, cuando lo miramos y decidimos que hay algo ahí fuera que nos está convirtiendo en una víctima. Porque para que nos enojemos, hemos de percibirnos como víctimas; cuando nos percibimos como víctimas se produce un fuerte impulso en nuestro interior que nos lleva a atacar o a contraatacar. En la salud esto se conoce como la lucha o la respuesta de huida; cuando nos sentimos amenazados, como le sucede un animal, se produce esta reacción básica de lucha o de huida y queremos hacer algo.
Sin embargo, en nuestra sociedad no suele ser posible; la venganza no suele ser posible, la venganza no es posible porque no es aceptable; la persona de la que queremos vendernos es mayor que nosotros o se ha ido o no es recomendable, porque quien nos causa el problema es nuestro jefe, nuestra suegra o alguien así. De modo que si no eliminamos esta ira de nuestro interior, si no la expulsamos va creciendo dentro de nosotros y nos envenena.
De modo, que el doctor Hans Zobel elaboró lo que él llama actividad de impacto físico bruto. Averiguó que cualquier tipo de contacto elimina la ira; concluyó que si se puede realizar cualquier tipo de actividad en la que se utilice el contacto es posible expulsar la ira del propio sistema; averiguó que con las manos se puede golpear, con los pies dar patadas. El tercer método de contacto es la voz. Se puede gritar; y gritar es un modo de expulsar la ira del sistema. Y finalmente se dio cuenta de que con los dientes podemos morder. Y cuando se piensa en una lucha especialmente violenta, se piensa en una lucha en la que la gente pega, da patadas, grita y muerde; donde la ira se expresa por medio de golpes, patadas, gritos y mordiscos.
Naturalmente la clave para afrontar todo lo que hemos comentado, pero sobre todo la ira, es lo que llamamos el método de control cognitivo. Y al llegar al final de esta sesión, he aquí las claves… para la gestión de la salud y el estrés.
Recuerden que el estrés es positivo, que el estrés que está dirigido hacia una meta suministra energía, vitalidad, nos hace sentirnos bien; pero el estrés orientado hacia el exterior, cuando uno se siente presionado y obligado a hacer algo es negativo; nos quita la energía y nos hace enfermar. Esta es la diferencia entre un centro de control interno orientado hacia las metas y un centro de control externo (las presiones externas). El control cognitivo significa: ¡yo soy responsable! Significa que nadie puede hacernos sentir nada sin nuestro permiso, que mientras que aceptemos la responsabilidad completa y utilicemos la mente para controlar nuestra vida podremos controlar nuestro modo de pensar y de sentir.
También la ley de la sustitución. La ley de la sustitución dice que: “no se puede pensar y sentir con estrés si se centra la mente en algo positivo”. ¿En qué se debe centrar la mente para mantenerse positivo? Esta es la clave, piensen continuamente en sus metas. Piensen continuamente… en sus metas. Verán, sus metas una vez que las han escrito, una vez que han decidido lo que quieren y elaborado un plan para lograrlo, cuando piensan en sus metas constantemente esto se convierte en un hábito.
Hablando de hábitos; la ira también es un hábito. ¿Saben que rendirse ante la ira es un signo de debilidad? Un signo de… infantilismo, un signo de inmadurez, un signo de falta de sinceridad; pero también es una respuesta condicionada, ya que cada vez que permiten que la ira les domine reducen su resistencia ante la ira. Cada vez que se niegan a ceder ante la ira, aceptando la responsabilidad, negándose a culpar, tomando el control de su vida emocional, aumentan su resistencia ante la ira hasta llegar a un punto en que las palabras ya no les afectan.
En resumen, las claves para mantener una elevada calidad de paz interior en la vida:
La primera condición que nos quita la paz interior es, la ausencia de metas. Establezcan unas metas claras y específicas y trabajenlas todos los días; piensen en ellas sin cesar.
Número dos, la acción incompleta. Terminen sus tareas, acábenlas. Superen la tendencia a la dilación.
Número 3, el miedo al fracaso. Hagan frente a sus miedos; hagan lo que temen y tendrán asegurada la muerte del temor.
Número 4, el miedo el rechazo. El modo en que se supera es progresando hasta convertirse en una personalidad del tipo B; escuchen la cinta, den más importancia a sus relaciones, relájense más, vivan una vida más equilibrada y comprendan que este comportamiento de tipo A, este comportamiento obsesivo – compulsivo, se deriva de unas experiencias de la infancia que ya han pasado.
Número 5, superen la negación aceptando hacer frente a la realidad y aceptando el hecho de que sea lo que sea es. Recuerden que siempre hay un precio que pueden pagar para liberarse de algo que les trastorna y que siempre se sabe cuál es el precio. Pregúntense: ¿qué es lo que no estoy afrontando? Y deciden afrontarlo.
Y finalmente la ira. La ira viene de intentar culpar a otro, intentar hallar algo o alguien ajeno a nosotros, a quien hacer responsable de nuestra infelicidad; la clave para afrontar la ira es aceptar la responsabilidad total. Hallen modos para no expresar emociones negativas, piense sin cesar en sus metas y dedíquese con tanto ahínco a trabajar en algo importante para usted que no le quede tiempo para la negatividad. Y finalmente recuerden lo siguiente, que el estrés es positivo siempre que esté orientado a unas metas; y si desarrolla muchísimo estrés orientado a metas lograrán grandes cosas, tendrán salud y energía, niveles bajos de dolencias físicas y probablemente llegarán a vivir 100 años.