Cómo Eliminar Emociones Negativas – 6 de 27

(6 DE 27) COMO ELIMINAR EMOCIONES NEGATIVAS

por Brian Tracy | ElSeminarioFenix.com

Cómo eliminar emociones negativas – Módulo 6

Sigamos hablando del tema de la responsabilidad frente a la falta de responsabilidad. Hace muchos años, en 1972, empecé a estudiar la psicología de la evolución de la potencialidad del ser humano y una de las cosas que se me hizo evidente en aquellas lecturas, y de la que nunca me recuperaría, fue el comentario sobre la relación entre la falta de responsabilidad y las emociones negativas. Y el hecho de que las emociones negativas sean las grandes emociones que bloquean o paralizan su vida; y mi vida.

El objeto de la vida –si lo desean, consiste en lograr niveles superiores de serenidad, felicidad, contento, satisfacción, etcétera. Nos tenemos que parar a pensar y decirnos: “¿qué es lo que nos frena, lo que nos bloquea, lo que nos impide disfrutar plenamente de nuestras vidas?” Invariablemente, hallamos que se trata de algún tipo de emoción negativa. No estoy hablando de las emociones negativas que sentimos a diario y nos quitan la serenidad, salud y energía. Que afectan a nuestras relaciones afectivas, que se entrometen en nuestra independencia económica, o nos despojan de una sensación de plenitud, etcétera. En esta sesión, vamos a hablar de cómo eliminar las emociones negativas y quiero volver al asunto de la responsabilidad.

Esta es una de las cosas más importantes que he aprendido en mi vida, consiste sencillamente en lo siguiente; tomemos un gráfico o una tabla –vamos a ver, dibujemos un gráfico y vamos del máximo al mínimo. He aquí a una persona totalmente responsable; esta es la persona totalmente segura de sí misma, totalmente responsable, que jamás se excusa… y aquí, al otro extremo, tenemos a una persona irresponsable que tiene excusas para todo. Este es el extremo positivo de la escala; este es el extremo negativo. Todos nosotros –ustedes y yo, estamos en algún punto de esta escala, subiendo o bajando según cada decisión que tomemos.

Ahora bien, hemos hallado –y esto es lo que me llegó al alma, como dije un poco antes, que existe una relación directa entre la medida en que uno crea que controla su propia vida y lo positivo o feliz que se sienta. Pues bien, existe una relación directa entre la cantidad de responsabilidad que uno acepta y la cantidad de control que experimenta en su vida. Y existe una relación directa entre la cantidad de responsabilidad y control que uno acepta y la cantidad de libertad que cree tener.

La libertad es un requisito indispensable para la felicidad. El verdadero éxito, la verdadera felicidad en la vida consiste en gozar de la libertad de vivir su vida a su modo, como lo desea, sin que nadie le diga lo que tiene que hacer, viviendo como un pájaro, libre como un pájaro para hacer lo que quiera. Pues bien, hay una relación directa entre responsabilidad, control y libertad; y una relación directa entre estas tres y las emociones positivas. Las emociones positivas son las grandes emociones; las emociones positivas son las de felicidad y amor y alegría y vitalidad y energía y exuberancia, entusiasmo, etcétera.

Al otro extremo, sin embargo, tenemos una actitud de irresponsabilidad. ¿A qué nos lleva esto? Esto es lo que tanto me sorprendió cuando lo supe, nos lleva a una falta de control. En la medida en que no somos responsables, perdemos control. Nuestro ser interno se desintegra y se fragmenta. También nos lleva a una falta de libertad, porque ya no nos vemos como agentes libres que elegimos la dirección de nuestras propias vidas, sino que nos vemos como peones de ajedrez, como víctimas si quieren, de fuerzas externas y la falta de control y de libertad, lleva a emociones negativas. Cuando empecé a comprender esto, pensé: “sí, ¿pero qué hay de mis padres, que de mi infancia y de mi estado –no tenía un trabajo muy bueno– y de mis amigos –tenía unos amigos desastrosos–, qué hay de mi salud y del clima, qué hay de la economía?” Cuando empecé a darme cuenta de esto, empecé a comprender que lo puedes apartar.

Tu mayor fin, tu mayor meta son las emociones positivas de felicidad, alegría, libertad y entusiasmo, etcétera. Uno tiene que dejar de excusarse. Karl Lichterfel, el gran psicoanalista dijo algo muy interesante hace algunos años, dijo: “las dolencias físicas son todas distintas, las causan distintas bacterias, distintos virus, etcétera”. Pero dijo: “la enfermedad mental es la misma enfermedad, sólo que repartida en una gama de menor a peor”. Y, Thomas Szasz, el psiquiatra dijo en su libro “El mito de la enfermedad mental”: “no existe una enfermedad mental; existen, sencillamente, distintos grados de irresponsabilidad”. De modo que cuando decimos que una persona irresponsable no es solamente negativa, sino que una persona irresponsable es también un enfermo mental, que una persona totalmente responsable está mentalmente sana, ¿qué les parece?

Pues bien, sé que quieren progresar tanto como pueden, porque si no, no estarían haciendo el esfuerzo de seguir un programa como este. Hay una relación directa entre la cantidad de responsabilidad que aceptan –en relación con los resultados de su organización– y la cantidad de poder e influencia, posición y categoría que tendrán en su trabajo ahora y en el futuro.

Arriba, en el gráfico de la responsabilidad, tenemos a las personas que aceptan la responsabilidad totalmente; y el poder y la oportunidad gravitan hacia ellos. Abajo no tenemos ni poder, ni falta de poder, hasta que llegamos al ejemplo extremo de una persona totalmente irresponsable, completamente fuera de control a la que hay que retener en una camisa de fuerza y encerrar en una habitación acolchada para su propia seguridad y la de los demás. Totalmente desprovista de poder, totalmente desprovista de control y de libertad.

Cada vez que tomamos la decisión de ser responsable hacia nosotros mismos, vamos subiendo en este gráfico. Cada vez que decidimos excusarnos, vamos bajando. Llevemos la cosa un poco más lejos, hablemos de la relación entre emociones negativas e irresponsabilidad, de modo que lo comprendan con toda claridad.

He aquí un perfecto ejemplo: imagínense un árbol. Bien, he aquí un árbol. He aquí los arbustos. En el árbol de las emociones negativas crecen las emociones negativas predominantes. La duda, muchos consideran que la duda en cuanto a uno mismo es la emoción negativa más destructiva, les retiene mucho más de lo que se imaginan. También el odio es una emoción negativa. Luego están la envidia, el resentimiento y por supuesto la hermana del resentimiento; la culpabilidad. Todas son grandes emociones negativas, han ido a la cabeza de la profesión durante años. Existen unas 54 emociones negativas, pero estas son las principales. Si se toman estas emociones negativas y se reducen a su emoción favorita (por cierto todos tenemos nuestras emociones negativas favoritas, la suya podría ser la envidia, la lástima de uno mismo también es fuerte, se da con frecuencia), se reducen y se averigua que todas las emociones negativas, se reducen finalmente a la ira. Ya se exprese de manera interna, cuando uno se da asco a sí mismo, o de manera externa, que es cuando se da asco a los demás.

Y este árbol de emociones negativas, veamos, examinemos su estructura. El árbol negativo tiene raíces.

Del sistema de raíces vienen los elementos nutritivos que hacen crecer las emociones negativas y hacen que las frutas de las emociones negativas crezcan y florezcan. Examinamos este sistema de raíces y nos decimos: “¿Cuáles son los elementos nutritivos?” Nos preguntamos: “¿qué es lo que alimenta las emociones negativas? ¿Cuál es el abono? ¿Qué es lo que se echa al fuego, si lo quieren o lo que se le echa a la tierra?” Y averiguamos que dos cosas son esenciales para mantener con vida las emociones negativas.

La primera es la justificación… justificación. Esto consiste en decirse a uno mismo, o a cualquiera que escuche, qué es lo que justifica el que uno tenga esa emoción. Y la otra es la identificación, la identificación consiste en tomar las cosas de manera personal, por eso se dice que quien actúa como abogado de sí mismo tiene a un tonto por cliente. Quien actúa como médico de sí mismo también tiene un tonto por paciente, porque nos identificamos personalmente tanto con nuestra propia situación –y ustedes también–, lo enfocamos de manera tan personal, que nos dejamos guiar desde el punto de vista de las emociones.

Así que, no es posible que uno sea negativo en cuanto a nada durante mucho tiempo, a no ser que lo pueda justificar y tenga una razón y se lo explique a los demás, o a no ser que uno se puede identificar con ello y tomárselo como algo personal. Por ejemplo, si alguien llega del aparcamiento y dice que acaba de dar un golpe a un coche, allí no nos molesta porque no nos sentimos identificados. Pero, imaginen que oyen que han dado un golpe a un coche en el aparcamiento, que ese coche es el de usted y que quien le dio el golpe ya no está; uno se enfada muchísimo. Recuerden esto, sin embargo, siempre elegimos estas respuestas. Volveré a este punto en un momento.

¿Cómo se deshace uno de la justificación? ¿Cómo podemos matar de hambre al sistema de raíces del árbol de las emociones negativas? Nos deshacemos de las emociones negativas llegando a no emitir juicios. En la biblia se dice: “no juzgues y no serás juzgado” y puesto que la biblia, entre otras cosas, es un libro de filosofía, de física, de cómo vivir, esto quiere decir sencillamente que nos abstengamos de juzgar. No juzguen, en lugar de emitir el juicio de que alguien es culpable de algo, que alguien ha hecho algo, permanezcan abiertos y neutrales. La clave consiste en ser neutral. Evite que la emoción negativa se desarrolle. Una de las cosas que sabemos acerca de las emociones negativas –y las he estudiado durante años, es que las emociones negativas empiezan como un chispazo, se alimentan cuando nos obsesionamos con ellas, cuando las justificamos y emitimos juicios sobre la situación, crecen y crecen y crecen, hasta que llegan a consumir nuestras mentes.

O lo que concierne a la identificación, que quiere decir tomar las cosas desde el punto de vista personal, lo que hacemos es lo que denominamos: des-identificarnos, nos objetivizamos o una vez más, mantenernos neutrales. Intentamos mantener la distancia con las cosas, decimos: “existe un problema, pero no soy yo; hay una dificultad, pero no soy yo” y así mantenemos las distancias.

De modo que estas dos empiezan una vez que empezamos a dejar de justificarnos y de identificarnos, de tomarlo todo personalmente y de dejarnos involucrar emocionalmente. ¿Le ha sucedido alguna vez que alguien le haya venido con un problema y usted llega a tal compenetración emocional con el problema que empieza a sentirse mal y cuando ellos se van y dejan de tener el problema usted sigue ahí y sigue sintiéndose fatal porque se lo ha tomado de manera personal?

Sin embargo, la clave para deshacerse de las emociones negativas –y esto es lo más importante, es el tronco; cortar el tronco del árbol de las emociones negativas. Y el tronco de las emociones negativas es el reproche. El reproche constituye el 99 por ciento de las emociones negativas.

Ahora bien, resulta importante comprender de dónde vienen las emociones negativas. Las emociones negativas van de dentro hacia afuera. Las emociones negativas no están contenidas en las situaciones externas. Las emociones negativas no están causadas por otras personas o situaciones. Las emociones negativas las causan nuestra respuesta ante las situaciones.

He aquí un ejemplo idóneo: dos personas se enfrentan con la misma situación; un atasco, un camarero grosero o lo que sea, y una de ellas se enfada y se desquicia. La otra persona no deja que la situación la afecte. Otro ejemplo: la misma persona en dos días distintos, un día discute, se le pincha una rueda o llega tarde al trabajo, le pilló un atasco y se enfada y se desquicia. Al día siguiente se despierta muy temprano, desayuna agradablemente con su familia, dispone de tiempo para llegar al trabajo y cuando le pilla un atasco, no le molesta en absoluto. Ambos casos son un ejemplo de emociones negativas y no se derivan de la situación.

Resulta que uno siempre es libre de elegir la calidad de su vida emotiva. Uno elige enfadarse. Nadie, entiéndalo bien, nadie les hace sentir nada, nadie les hace estar enfadados, nadie les produce tensión nerviosa, nadie les trastorna. Uno siempre decide cómo se va a sentir y, si no pone cuidado, desarrollará un modelo de hábito negativo que consiste en culpar al otro.

El reproche es el núcleo de todas las emociones negativas. Cuando se deja de reprochar, se corta el árbol de las emociones negativas, se corta de raíz, se mata y simultáneamente se hace morir a las emociones negativas. Es casi como si este árbol de emociones negativas fuera como las luces de un árbol de navidad y uno arrancara el enchufe de la pared. ¿Qué pasaría? Pues bien, lo que pasaría sería que todas las emociones negativas (las luces) se apagarían de golpe, así de pronto. ¿Cómo se hace esto? Pues se hace utilizando la ley de la sustitución.

Recuerden que la ley de la sustitución dice que “la mente consciente solamente tiene sitio para un pensamiento a la vez”. El pensamiento contenido en la mente consciente determina cómo reaccionarán las emociones y cómo reaccionará la mente subconsciente, puesto que solamente tiene sitio para un pensamiento a la vez, lo que hay que hacer es lo siguiente: se hace salir el pensamiento que causa la emoción negativa, el pensamiento de reproche y se sustituye con esta afirmación: “soy responsable, soy responsable, soy responsable”, al mismo tiempo que se piensa: “me gusto, soy responsable”. Es la afirmación positiva más potente que se puede utilizar.

En el momento en que uno dice “soy responsable”, de repente, uno se vuelve a encontrar al volante. No se puede decir soy responsable y sentir una emoción negativa al mismo tiempo. Una anula a la otra en la mente consciente. Y, por ejemplo, podría empezar, cada uno de nosotros tiene una situación que nos exaspera. Para ustedes hay una situación (o podría ser una persona) que cada vez que piensan en ella les hace enojarse. Cada vez que piensan en ella se enfadan, se aturden. Lo que hay que hacer cuando uno empieza a pensar en esta situación es neutralizarla diciéndose: “soy responsable; un momento, soy responsable”. ¿Se trata de una relación? ¿Quién le metió en la relación? ¿Vino alguien con una pistola que le obligó a hacerlo o se metió en ella usted solito? ¿Se trata de su trabajo, es una inversión, algún problema de salud? En cualquier caso, acepte la responsabilidad.

Ahora bien, hay una enorme diferencia entre aceptar responsabilidad, voy a escribirlo. Responsabilidad frente a reproche. ¿Qué es el reproche? El reproche siempre mira hacia el pasado. El reproche mira hacia el pasado, lo que no se puede deshacer, lo que no se puede cambiar. La responsabilidad siempre mira hacia el futuro. Así que la gente dice: “bien, cuando se acepta la responsabilidad, ¿no equivale a decir que uno tiene la culpa?” No, equivale a decir que uno es quien se hará cargo de la calidad de su forma de pensar de ahora en adelante.

Así que, digamos que sale al aparcamiento y alguien ha abollado su coche. Puede hacer dos cosas: puede enfadarse y trastornarse, correr y gritar o actuar de manera responsable. Puede hacer todo lo posible para buscar al culpable y aparte de eso puede vivir con ello como una persona madura. La responsabilidad siempre mira hacia el futuro, siempre se hace esta pregunta cuando se enfrenta con un problema: “¿Qué podemos hacer?” y no “¿Quién tiene la culpa?”

“¿Qué podemos hacer desde aquí? ¿Hacia dónde podemos ir desde aquí? ¿Qué podemos hacer?” Esta es la pregunta de la persona responsable. No lloramos por lo que ya pasó, lo que hacemos es decir: “bueno, cuál es la solución” y seguimos adelante. La persona irresponsable dice: “¿quién lo hizo?” Y se obsesiona con averiguar quién lo hizo, tomando las culpas y distribuyéndolas de manera que a todos les toque su parte de la culpa, lo que por supuesto, no hace nada por resolver la dificultad.

De modo que, la clave para cortar el árbol de las emociones negativas, consiste en usar el hacha y eliminar los reproches. El día en que empiece a eliminar el reproche de su vida, es el día en que empezará a lograr cosas, porque el día en que empiece a eliminar reproches y emociones negativas, de repente, la mayoría de los problemas de las cosas que se interponen entre usted y la felicidad que desea desaparecerán.

¿Por qué insisto tanto sobre las emociones negativas? Permítanme un momento para que lo aclare, lo que he averiguado –y esto es lo que fue asombroso para mí, porque siempre ha estado dedicado a lograr mi potencialidad como ser humano–, es que no se puede avanzar en la vida salvo en la medida en que se eliminen las emociones negativas. No se puede progresar, no se puede ir más allá de donde uno está en este momento, salvo en la medida en que deje atrás sus emociones negativas.

Por cierto, con respecto a las emociones negativas que se han asociado con otra persona o situación, resulta difícil aceptar la responsabilidad. Inicialmente, resulta difícil decir: “soy responsable”, porque se lleva mucho tiempo reprochando a esa persona. De modo que, a veces, se tiene que decir a regañadientes: “un momento, yo soy responsable, yo soy responsable”. Cuanto más se repita esto: “soy responsable, soy responsable, soy responsable”, más y más fácil resultará.

Llega un momento en que, cuando uno piensa en esa persona o esa situación, se pueden neutralizar los pensamientos por medio de la ley de sustitución diciendo: “soy responsable, soy responsable”. Hay una frase preciosa que también se puede utilizar para tratar con personas difíciles, se corresponde al amor propio y también tiene que ver con la eliminación de las emociones negativas, consiste en decir algo así, independientemente de lo que hagas o digas: “sigo siendo una persona válida y útil”. O, independientemente de lo que suceda: “sigo siendo una persona válida y útil”.

El transcurso natural de la vida es así; he aquí el camino de la vida. De niños, empezamos sin ninguna emoción negativa –por cierto, hay que enseñar las emociones negativas a los niños, se les tienen que enseñar y el niño les tiene que aprender de sus padres–. ¿Han visto alguna vez un bebé negativo? No existe tal cosa. Se ríen y son felices, lloran cuando necesitan algo, pero los bebés no son negativos. Según crecemos, vemos a la gente a nuestro alrededor y empezamos a desarrollar nuestras emociones negativas, que llevamos en una alforja a la espalda. Cuando llegamos a la adolescencia, la alforja es lo suficientemente grande como para ir a casa de nuestros amigos, reunirnos con nuestros compañeros y hablar de lo terrible que ha sido nuestra infancia, los horribles que son nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros profesores y todo lo demás.

Cuando nos hacemos adultos… ¿Cuál es el distintivo de los adultos en nuestra sociedad? El distintivo de los adultos, es que llevamos un enorme fardo de emociones negativas, porque hemos sufrido. ¿Qué es lo que sucede? Durante la mayor parte del tiempo que transcurrimos con otras personas tenemos la guardia baja contándoles lo que hemos sufrido. Lo que hacemos es utilizar los intercambios de emociones negativas como base para nuestras relaciones. Te enseño las mías y tú me enseña las tuyas. ¿Recuerdan cómo lo hacíamos de niños? Y lo que hacemos es juntarnos como un par de comerciantes en un bazar árabe y enseñarnos nuestras emociones negativas. Decimos: “mire esta infancia horrorosa, esta relación terrible, vea lo horrible que es mi jefe, lo malo que es esto, etcétera” y las intercambiamos.

¿Qué sucede cuando se habla y se piensa en nuestras emociones negativas?

¿Recuerdan la ley de la concentración? Aquello en lo que uno se centre, crecerá. Aquello en lo que uno se centra crece, se refuerza y sigue con vida. Por cierto, las emociones negativas –y eso es otra cosa que aprendí en el estudio–, las emociones negativas, son algo muy frágil y necesitado de afirmación. Si no se las mantiene vivas, hablando de ellas en todo momento y cuidándolas como es debido, ¿saben lo que pasa?, se mueren. Si, las emociones negativas se mueren. Es como el fuego; si cae donde no hay nada, si una chispa cae donde no hay nada que pueda arder, se apaga. Las emociones negativas, a no ser que se hable de ellas y se las mantenga vivas, como no se piense en ellas constantemente, se mueren.

¿Le ha sucedido alguna vez estar muy preocupado por algo, trastornado por algo que le preocupaba constantemente y llegar al trabajo y enfrascarse tanto en otra cosa durante dos o tres horas que no tenía tiempo para pensar en nada más? Tras dos o tres horas se para y se dice: “¡vaya, hace mucho que no pienso en ella, tengo que volver a preocuparme!” ¿Qué está sucediendo? Se está apagando. Es como un fuego, se está apagando. Tiene que volver a ello, que pensar en ello, hablar de ello, preocuparse, hasta volver al punto en que toda su mente esté ocupada con ello.

¿Cuántas veces sucede esto? Pues bien, lo que hace el adulto maduro es dejar sus emociones negativas en el camino y seguir viviendo el resto de su vida. Siguen adelante con el resto de sus vidas, dejan atrás las emociones negativas en vez de arrastrarlas, las dejan como si fueran un montón de basura, las dejan y cuando la gente les pregunta: “¿Cómo van las cosas?” Contestan: “estupendamente”. Y cuando les preguntan: “¿Cómo va esa vida?” Dicen: “maravillosa”. Les preguntan: “¿qué tal esas relaciones?” [Persona 2]: “aún no podían ir mejor”. [Persona 1]: “¿Cómo va esa salud?” “¿Cómo te sientes?” [Persona 2]: “Fenomenal”. En otras palabras no hablan de cosas negativas. Cuando hablamos de cosas negativas, las aumentamos, las atraemos más a nuestra vida.

Estudien a sus conocidos que tienen problemas, observarán que los que tienen problemas todo el tiempo –los que nunca parecen solucionarlos, son los que siempre hablan de ellos. “A quien tiene le será dado y a quien no tiene le será quitado”. Este es otro punto importante en cuanto a las relaciones –una vez más, lo aprendí en mis estudios–, cada uno de nosotros ha de experimentar una determinada cantidad de sufrimiento. La gente se enamora de su sufrimiento, la gente ama su sufrimiento. De hecho, sienten que lo han pagado. Han pensado en ello, han vivido con ello tanto tiempo que la mayoría de la gente es reacia a abandonar su sufrimiento, no se les puede convencer de que lo abandonen. Les decimos: “¿por qué no lo olvidas?” “¿Por qué no lo superas?” “¿Por qué no sigues adelante?”. Contestan: “no puedo hacerlo. ¿Sabes cuánto ha sufrido, cuántas emociones he invertido en esta relación, en este trabajo, esta carrera?”, etcétera.

Recuerdo –permítanme decirles, que miles de personas me han abordado diciéndome que tenían malas relaciones. Dicen: “llevo en esta relación o en este matrimonio varios años y me siento fatal, soy desgraciado, no nos queremos, nuestra relación no va a ningún sitio”. Yo les digo: “¿por qué no hace algo al respecto?” [Persona 2]:“¿Cómo podría después de tantos años?”. Lo que les digo es esto: “miren, la esperanza de vida media en occidente hoy en día está entre 75 y 80 años y va en aumento. A finales de siglo, la esperanza de vida probablemente será de 80, 85, 90 años. ¿Sabe lo que significa esto? Que sea cual sea su edad ahora mismo; 20, 25, 30, 35 años, poco importa. Réstelo de 80 y le quedará el número de años que le quedan por vivir en esta situación. Pregúntese: ¿quiere seguir viviendo en esta situación 30, 40, 50 años?” Y la verdad, la verdad auténtica es que no, porque probablemente las cosas no van a mejorar.

A la gente le encanta el sufrimiento. No les gusta abandonar su sufrimiento, así que lo que hemos desarrollado es un consejo muy sencillo que acabo de comentar con un psicólogo asesor y me ha dicho que es el consejo más sencillo que ha oído en su vida. Para darlo a las personas que lo necesiten, cuando venga alguien que quiere hablar con usted de problemas, diga “sí” y sea comprensivo y categórico. Es muy bueno oír a la gente y dejarles hablar de sus problemas, salvo que cierta gente no habla de otra cosa que no sean sus problemas. Cada vez que los vemos hablan de sus problemas, a menudo repiten lo mismo que nos dijeron la última vez. Lo que hay que hacer, es decir: “sí, escucho lo que me dices te comprendo muy bien. Sin embargo, tú eres responsable de tu propia vida, tú eres responsable, ¿qué vas a hacer? Eres responsable de tu vida. ¿Qué harás al respecto?” Lo que pasará a ser a esto, que sus buenos amigos le dirán: “sí, tienes razón, es mi responsabilidad producir un cambio, tengo que hacer algo”. Y lo harán, de hecho, vendrán y le expondrán todos sus problemas y todo lo que usted dirá será: “¿y bien, qué crees que deberías hacer al respecto?”. Sus buenos amigos pueden utilizar ese tiempo de conversación para poner en orden sus propios pensamientos, para llegar a sus propias conclusiones y no necesitarán su consejo.

La mayoría de la gente no necesita consejos. Hay un dicho muy antiguo que dice así: “no te preocupes de la tendencia universal a dar consejos, porque la tendencia a no seguirlos es igualmente universal”. La gente no necesita consejos, a veces solamente necesitan que se les devuelvan sus propias palabras. Sin embargo, están los que no tienen ninguna intención de hacer nada en cuanto a sus problemas, lo único que quieren es utilizar sus problemas como excusa para hacerle a usted hablar de ellos. ¿Lo comprenden? Existe una tendencia neurótica muy común en nuestra sociedad a utilizar los problemas propios como base para una discusión.

He aquí mis problemas, hablemos de ellos y la persona en sí no tiene interés alguno en usted, su único interés consiste en que usted escuche. De hecho, decimos lo siguiente –en broma decimos: “esas personas son así”. Si piensan en usted como una persona, esta será su cara y estos sus ojos y estas sus orejas. Miren, aquí están sus ojos, a poder ser: abiertos, comprensivos. Aquí está su boca, a poder ser: cerrada. Y aquí están sus orejas, a poder ser: bien abiertas. Ni siquiera le ven a usted como una persona, los problemas de usted no le importan, lo único que les importa es que esté ahí sentado escuchando y asintiendo de manera comprensiva, dándoles consejos que no tienen la intención de seguir.

Cuando se encuentre con gente así, he aquí un modo muy sencillo de comprobar su amistad; empiecen a hablar de ustedes mismos, digan: “pues, me alegro que hayas venido a mí con tus problemas, porque yo también tengo algunos y me gustaría comentarlos contigo”. Verán que estas personas se vuelven hacia la puerta, miran el reloj, dicen que tienen una cita y se marchan a toda prisa.

Bueno, un punto final. Y es un punto esencial, es absolutamente crítico para todo el asunto, el punto culminante si quieren. Cuando empezamos a hablar de renunciar a las emociones negativas, casi todo el mundo dice: “sí, lo que dice es verdad, me parece sensato Brian, voy a renunciar a mis emociones negativas, voy a aceptar la responsabilidad, voy a hacerme cargo de mi vida, no voy a culpar a nadie más, con una única excepción”. Todos tenemos esa excepción de la que no nos vamos a desprender. Todos tenemos una emoción negativa que desde hace años hemos estado pagando y sustentando, permitan que les diga por qué es tan importante renunciar a ella.

Imagínese un coche. Imagínense un precioso Mercedes recién salido de fábrica. Un 560 impresionante, de muchos millones. Un precioso automóvil, totalmente comprobado, absolutamente perfecto. A usted se lo dan sin defectos, solo con uno, este está en la parte delantera. Hay un pequeño problema, consiste en que debido a algún motivo mecánico el freno está atascado. Usted entra en el precioso Mercedes, es exactamente como usted (preciosa mente, precioso cuerpo, preciosa potencialidad, increíble capacidad) entra en el mercedes, arranca el motor, pisa el acelerador y, ¿qué pasa? Veamos, si el freno está echado, ¿qué le pasará al coche? Por mucho que pise el acelerador, ¿qué le pasará al coche? Lo que pasará es que el coche girará sobre sí mismo dará vueltas y girará sobre sí mismo, hasta que usted deje de pisar el acelerador y se rinda. Mientras que el freno esté echado, no podrá ir a ningún sitio.

Lo que descubrí fue esto: que la existencia de una sola emoción negativa que no abandonemos por el motivo que sea y el motivo siempre se corresponde al ego, siempre tiene que ver con el propio ego–, le hará permanecer en el mismo sitio y girar sobre usted mismo y dar vueltas y vueltas durante el resto de su vida. Todos ustedes conocen a personas con talento, con oportunidades, con una buena educación, etcétera, cuyas vidas giran sobre sí mismas. Parecen limitarse a dar vueltas y vueltas, tienen todo a su favor, pero lo que sucede es que tienen problemas continuamente. ¿A qué se debe esto? Casi siempre y para esto, están el psicoanálisis y la psicoterapia, se debe a que tienen una emoción negativa atascada y la emoción negativa que tienen es el reproche. Es alguien a quien siguen culpando de algo, hay alguien a quien no van a olvidar porque ese hijo de tal les hizo algo. ¿Saben de lo que estoy hablando? Si, lo saben. Porque todos estamos en la misma situación, todos somos seres humanos.

Esto tiene sentido para ustedes y para mí, porque tenemos una tendencia a enamorarnos de nuestro sufrimiento. Tenemos una tendencia a llevar cargas y a pensar que estas emociones negativas son parte integrante de la propia humanidad. Ustedes tienden a ver que los demás son responsables, los demás nos han hecho daño, nos ha costado dinero, nos dañaron en una relación, pero la clave del rendimiento óptimo, la clave de la felicidad, la clave del éxito, consiste en utilizar la ley de la sustitución y eliminar esas emociones negativas directamente. La primera vez que algo les cause tensión, díganse: “soy responsable, soy responsable, soy responsable, soy responsable. Me gusto, soy responsable, me gusto y soy responsable. Nada en mi exterior va a trastornar mi mente, me hago cargo de mi vida emotiva. Soy responsable”. Usted es responsable.

Recuperar password

Escribe tu email.
El sistema te envia un nuevo password a ese email.